En alguna parte de la biblia leí una frase curiosa, parafraseando: "Aquel hombre que presta atención a sus sueños es un hombre necio."
Es probable que no haya entendido el significado de esa frase, o también, que sin el contexto del todo de donde proviene esto no tenga mucho sentido. Pero esa frase nunca la he podido olvidar debido a que siempre recuerdo mis sueños, los guardo como dinero en el banco o piedras preciosas.
Ayer tuve un sueño:
Estaba en el centro de una ciudad en donde había edificios grandes, cuadrados, abigarrados de luces amarillas y rojizas. Era un espectador y un protagonistas; estaba con algunas entidades que reconocía como amigos cercanos, eran sólo dos. Tomamos LSD y emprendimos una caminata por la ciudad que se metamorfoseaba como un óleo entre callejones lóbregos y teatros iluminados por luces mortecinas. Tomamos un carro y emprendimos un camino rápido hacia la costa, nos detuvimos en el camino y por algunas razón nos dirigimos hacia una hondonada en donde había unas pequeñas colinas sembradas por pequeños árboles. El ambiente parecía desértico, pero aún así había un verdor producido por esos árboles, que para mí, parecían bastante artificiales para el ambiente en el que nos encontrábamos; de hecho me cuestioné en el sueño si era posible que esos árboles crecieran en esos parajes. Caminamos hacia una pequeña colina y pasándola nos encontramos con el mar; recuerdo que estaba del lado derecho, con un oleaje que aumentaba progresivamente, del lado izquierdo podía observar algunas entidades que reconocía como personas, era una playa bastante turística. Lo último que recuerdo fue una gran ola que me levantaba y azotaba contra el suelo, y después vino el despertar.
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