No hay mejor medicina en la adolescencia que leer a Kafka.
Si pudiera representar a Kafka en mi mente como una étapa en la vida, Kafka sería esta étapa en donde la niñez está muriendo, en donde el alma comienza a petrificarse, abrumada por los símbolos de poder que golpean desde el futuro, y los recuerdos de fantasmas tenebrosos que se sujetan en mi espalda y vomitan un coctel de desesperación y angustia que me hacen sentir un pecador.
En esta turbulenta época leí Metamorfosis y el Proceso. En ese entonces no pude abrir todas las puertas ni recorrer sin una benda en los ojos esos misteriosos e inconclusos pasadizos del Proceso.
En estos días he estado leyendo América y recuerdos del Proceso han venido a poblar mi mente. Es lo curioso de la escritura de Kafka, parece ser una huella indeleble en mi mente que se instala como un parásito, se esconde y comienza a incubar ciertas inquietudes. Ahora ese parásito ha resucitado en mi mente como una ominosa profecía de muerte. No sé por que nunca relaciné el Proceso con ese miedo hacia el destino desconocido, con esos pensamientos fatalistas de los que nadie puede escapar. Es difícil enontrarse con ellos, ahora los veo y recuerdo el Proceso, ahora que extrañas sensaciones me han invadido; como la impaciencia, el pecado y la muerte. Cuando veo manchas debajo de mis ojos que se asemejan a unos cangrejos; no dejo de pensar en el proceso; no dejo de pensar en la muerte y una arrogancia que se asemeja a un castigo divino.
Alguna vez me dije a mi mismo que no temía a la muerte. Ahora puedo ver que el proceso no está tan lejos, ahora me veo con miedo y maldiciendo la vida que tuve en un lecho de muerte que se asemeja a un tribunal.
Ha sido una lección importante la que ha dejado Kafka en mí; quiero vivir, pero he estado tan cerca de la inacción que se asemeja a la muerte que temo no saber cómo recuperar la vida.
Soy un agnóstico, y si muero en estos años, creo que me iré con un aprendizaje limitado de que los deseos pueden hacerse realidad, y además, que los deseos es pura vanidad y arrogancia.
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