En las calles hay cosas iguales y ni tanto aparentemente,
pero esconde muchos escondites para aquellos que quieren esconderse,
paredes que se comban formando ideas caprichosas,
caprichos que coquetean con la gravedad.
Fondas oscuras en donde una joven mira al espejo
y arregla las sillas, los platos, los niños, la carne,
talleres mecánicos que pintan las calles de negro y
espolvorean de aceite las aceras.
Ventanas que ocultan miradas, rostros que ocultan ventanas,
risas entre los llantes y risas de niños mirando televisión,
televisores que se ríen de los niños.
Más casas, casas abandonadas pero habitadas por carros oxidados,
hierbas que crecen del cemento,
ventanas rotas y esperanzas que se enredan entre mil y una confusiones de "la calor" matutino.
Los albañiles con sus palas mueven la tierra que se junta en el camino,
la gruas que destruyen las bardas ya destruidas,
y los muros que nacen en la noche y cubren el amanecer.
Aves que no dejan de silvar y zanates que graznan un misterioso código que dice: "Puedo hacer el mismo sonido que tú, y ahora ¿A dónde vamos?
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