lunes, 20 de julio de 2009

El viejo arte del farmaceútico


De los millones de gentes que diariamente toman aspirina o bicarbonato, porquísimas sabe que están recurriendo a un remedio que, en su esencia, se usa hace decenas de siglos.
Mucho antes que la era de la ciencia moderna, los médicos contaban ya con una amplia farmacopea compuesta, en general, de brebajes fantásticos de ningún valor terapeútico, aunque incluían algunas sustancias en cuya eficacia se cree aún.
Los egipcios del tiempo de los faraones sabían que el aceite de ricino era laxante; los babilonios fueron los primero en usar la mortal belladona contra los espasmos de la tos, y los chinos descubrieron que el hígado y el hierro curan la anemia.
Los grandes médicos griegos, como Hipócrates, reunieron y recetaron las drogas más eficaces de las viejas civilizaciones y trasmitieron su saber a Roma, la cual dio al mundo recetas uniformes y la primera botica. En la Edad Media, los alquimistas árabes aplicaron su saber a la fabricación de drogas, y muchos de sus descubrimientos (alcohol destilado, extractos vegetales) siguieron vendiéndose en ls boticas del sible XVII, como la que vemos en la imagen, junto con ingredientes tan antiguos y singulares como las perlas machacadas, los dientes de lobo pulverizados y las momias molidas.

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